El día anterior habíamos comprobado todo lo que ver en Estambul desde el Palacio Topkapi hasta la Torre Gálata. Pero aún nos quedaba un plato fuerte: el barrio de Sultanahmet. Aquí se encuentran monumentos tan emblemáticos como Santa Sofía y la Mezquita Azul (y algún otro que te descubriré más adelante 😉 ) ¡Hay mucho que visitar en Estambul!
¿QUÉ VISITAR EN ESTAMBUL? EL BARRIO DE SULTANAHMET
1- SANTA SOFÍA
La Basílica de Santa Sofía, actualmente llamada Museo Ayasofya, es la obra más grande y sagrada de la época bizantina.
En el año 360, el emperador Constantino hizo construir en el lugar donde hoy se eleva Santa Sofía, una gran iglesia de madera llamada «Megale Ekklesia».
Pero esta iglesia se quemó en un incendio, y sobre sus ruinas el emperador Teodosios mandó edificar en el año 416 una nueva iglesia formada por tres naves en forma basilical. Este edificio también fue destruido durante un levantamiento contra el emperador, pero aún pueden verse los restos de su base.
Fue el emperador Justiniano en el año 537, quien hizo construir la iglesia que vemos en la actualidad.

Cuentan que con esta obra el emperador Justiniano tenía la ilusión de superar el templo de Salomón en Jerusalén, y que impresionado por la belleza de Santa Sofía exclamó: «Salomón, te he superado».

Sin embargo, los tesoros de Santa Sofía fueron saqueados por el ejército de la tercera cruzada en el año 1204, momento en el que se destruyeron la mayor parte de los mosaicos de pan de oro del suelo.

En 1453 se produjo la conquista de Constantinopla por parte del Sultán Mehmet. Era el fin del imperio bizantino y el inicio del dominio otomano.
En ese momento la ciudad pasó a llamarse Ýstambul, y el Sultán invirtió gran parte de su fortuna en convertir Santa Sofía en mezquita. Se ocultaron los símbolos cristianos y se construyeron una madraza y un mihrab señalando la dirección de la Meca; y se añadió un minarete al que con el paso de los siglos siguieron otros tres.

Después de la proclamación de la república, se utilizó un tiempo como mezquita y posteriormente fue restaurada por orden de Mustafá Kemal Atartürk, siendo inaugurada como museo en 1935.
Hoy en día es la 4ª iglesia con un área cubierta más grande del mundo, después de San Pedro en Roma, San Pablo en Londres, y el Duomo de Milán.
Impresiona pensar que Santa Sofía lleva casi 1.500 años en pie, que ha sobrevivido a guerras y al paso de varios imperios, y no cuesta imaginarla en todo su esplendor durante la época bizantina.
Horario de verano (Abril a Octubre): de 9:00 a 19:00 / Horario de invierno (Noviembre a Marzo): de 9:00 a 16:00 / Los lunes cierran
Precio: 30 Liras
Si llevas trípode se lo quedan y lo tienes que recoger a la salida
2- LA MEZQUITA AZUL
También conocida como Mezquita del Sultán Ahmet, fue construida entre 1609 y 1616, y es la mezquita más grande y fastuosa de Estambul. Es la única mezquita de Turquía que posee 6 minaretes, y está recubierta por 21.043 azulejos fabricados en los talleres de palacio. De hecho, el nombre de Mezquita Azul proviene del color azul vivo y verde de los mosaicos que decoran la parte superior y las cúpulas.


El lugar en el que se emplaza no fue elegido al azar, ya que se encontraba en el centro de la ciudad, y cerca del Palacio Topkapy. Junto con la mezquita se construyeron una madraza, un asilo, un espacio para vender artesanía, un caravansary o alojamiento para caravanas, y una fuente. Cuenta con 5 puertas para entrar al patio exterior, en cuyo centro se encuentra la fuente de abluciones.

Sin embargo, el Sultán Ahmet apenas pudo disfrutar de la magnificencia de la mezquita Azul, ya que falleció unas semanas después de su inauguración, a la edad de 28 años.

La gran cantidad de turistas que había hizo que la visita perdiera un poco el encanto, pero la Mezquita Azul es un lugar imprescindible que visitar en Estambul.
La entrada a la Mezquita Azul es gratis
3- LA CISTERNA DE YEREBATAN
Nuestra siguiente visita se encontraba cruzando la calle, en Yerebatan Caddesi, y como habrás adivinado, es la Cisterna de Yerebatan
Esta cisterna es la más grande de las construidas en Estambul durante la época bizantina. Fue edificada en el año 532 por orden del emperador Justiniano, y ocupa un área de 9.800 metros.
Para su construcción se emplearon columnas romanas de diferentes épocas (336 en total) y tiene una capaciad para almacenar 10.000 toneladas de agua aproximadamente.
Como no había agua dulce suficiente dentro de las murallas, la traían desde las fuentes y ríos del bosque de Belgrado, a unos 25 kilómetros de distancia. Durante los asedios, los enemigos destruían los acueductos o envenenaban el agua, y por eso los bizantinos se vieron obligados a almacenar el agua potable en estas cisternas y utilizarla en caso de necesidad.
Yo por mi parte no podía evitar recordar un capítulo de Inferno, de Dan Brown (y no digo más porque es “spoiler”, pero si eres fan de Dan Brown es uno de los lugares que visitar en Estambul)

Al fondo a la izquierda se encuentran las cabezas de Medusa, de origen misterioso, y utilizadas como base de las columnas.

Horario de verano (Abril a Octubre): de 9:00 a 23:00 / Horario de invierno (Noviembre a Marzo): de 9:00 a 23:00
Precio: 20 Liras (no se puede pagar con tarjeta)
4- LA ZONA DEL HIPÓDROMO
A la salida nos acercamos a la zona del antiguo Hipódromo. Allí sí que había que hacer un esfuerzo de imaginación para recrear las carreras de carros que tanto entusiasmaban al pueblo durante la época romana. Hoy en día se pueden ver el obelisco egipcio y la fuente alemana.



5- EL GRAN BAZAR
Al Gran Bazar se llega siguiendo la calle Divan Yolu y girando a la derecha antes de llegar a la Mezquita del Sultán Beyazit II.
¿Quién no ha oído hablar del Gran Bazar de Estambul? Es uno de los lugares más típicos que visitar en Estambul. Con 4.500 tiendas, es uno de los mercados más variados del mundo y más grandes de Turquía. Ocupa 45.000 m² y cuenta con una mezquita, 12 capillas, 1 pozo, 6 fuentes y 18 puertas de acceso, entre las que destaca la de Nuriosmaniye, con un escudo y un lema del sultán Abdülmecid que dice “Dios quiere al que hace negocios”

Durante la época otomana funcionaba como bolsa y banco, se vendían especias, tela, cuero y madera, e incluso fue un mercado de esclavos.

En mi opinión ha perdido mucho encanto. Es un lugar de obligada visita sí, pero los productos que se venden allí se pueden encontrar en cualquier otro lado de Estambul mucho más baratos.
Reconozco que el regateo no es mi punto fuerte, es algo que agota mi paciencia. Prefiero que pongan un precio fijo y ya lo compraré si me interesa. Aunque por otro lado…tiene su gracia.
El Gran Bazar abre todos los días de 9:00 a 19:00 excepto los domingos.
Recuerda que en el juego del regateo siempre hay que dividir como mínimo entre 2 el precio que nos dicen para hacer nuestra primera oferta.
6- LA PLAZA DE LA UNIVERSIDAD
A las 19:00, puntuales, empezaron a cerrar las puertas. Así que salimos por una puerta opuesta a la que entramos y que daba al recinto de la Universidad.

Todas las calles aledañas estaban llenas de tiendas, se vendían objetos de todo tipo, de mejor o peor calidad. Tengo la sensación de que Estambul es como un gran bazar en sí misma. Mientras tomábamos un zumo de naranja fresquito (“one lira”) aprovechamos para descansar en una placita en la que los lugareños vendían trastos viejos, tipo rastro. También es agradable ver el día a día de la gente, lejos de las atracciones turísticas.
7- LA MEZQUITA DE SOLIMÁN EL MAGNÍFICO
Sabíamos que la Mezquita de Süleymaniye o Solimán el Magnífico no quedaba lejos de allí, así que nos aventuramos a ir por una callejuela un poco oscura y solitaria en la que había muchos perros y gatos callejeros.
NOTA: llama la atención ver tantos gatos y perros callejeros. Nos comentaron que como hay muchos restaurantes la gente les alimenta y les cuida. Los perros incluso llevaban identificadores en las orejas. Damos fe de que aunque callejeros son muy tranquilos y dóciles ¡los gatos están tumbados en medio de calles llenas de gente y ni se inmutan!
No estábamos muy seguros de continuar hasta que escuchamos la llamada a la oración saliendo de los altavoces de la mezquita. Llegamos en el momento justo porque aunque ya la habían cerrado a los turistas (cierran a las 19:00), tuvimos suerte disfrutarla sin gente, ya iluminada, y con ese sobrecogedor canto llenando cada rincón. Para nosotros uno de los lugares más mágicos que visitar en Estambul.


Ya que estábamos allí, y aunque estaba cerrada para los turistas, no queríamos desaprovechar la oportunidad de verla por dentro. Esperamos a que terminara la oración y cuando salió la mayoría de la gente, sacamos el “kit mezquitas” y entramos discretamente por una puerta lateral.
Mereció la pena arriesgarnos a la regañina del guardia.


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