Sí, en Japón también hay Alpes. Concretamente los así llamados son una cadena montañosa que divide la isla de Honshu, con alturas que sobrepasan los 3.000 metros. Los picos más altos después del monte Fuji se encuentran aquí. Con esta descripción no es difícil imaginar que los pueblos enclavados en las montañas hayan gozado de un aislamiento absoluto en tiempos pasados, y que hoy en día se hayan convertido en museos vivientes del Japón rural tradicional y de una arquitectura muy singular. Como el pueblo al que nos dirigíamos…¡Estábamos impacientes por descubrir todo lo que ver en Shirakawago!
Pero empecemos por el principio. El día anterior habíamos sacado los billetes de autobús para viajar desde Kanazawa a Shirakawago, con la mala fortuna de que sólo quedaban unos pocos asientos libres en el autobús de las 10:50. Teniendo en cuenta la duración del trayecto (1h 15min.) y la hora de salida de nuestro tren desde Kanazawa a Tokio, estimamos que sólo dispondríamos de unas 3 horas para disfrutar de Shirakawago, tiempo que tendríamos que aprovechar al máximo.
¿QUÉ VER EN SHIRAKAWAGO?
Shirakawa-go es en realidad una región en el valle del río Shogawa, cuya principal atracción es la aldea de Ogimachi. Este pueblecito declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, aún conserva un buen puñado de casas tradicionales, algunas con más de 250 años de antigüedad.

Nada más bajar del autobús nos dirigimos a la Oficina de Información que se encuentra justo al lado para pedir un mapa, y cruzando el puente colgante nos metimos de lleno en la aldea.
Lo primero que llama la atención son sus casas en forma de A tan características en toda la región. Este tipo de arquitectura se llama “gassho-zukuri”, que en japonés significa rezo, porque los tejados tienen la forma de dos manos unidas en oración.

Pero esta forma no es fruto de la casualidad, sino que los tejados de paja tan inclinados tienen como objetivo resistir el peso de la nieve que se acumula durante todo el invierno, prácticamente de diciembre a abril.

El amplio espacio que queda bajo el tejado, era a su vez aprovechado para criar gusanos de seda y producir el codiciado tejido. En las casas más grandes podían vivir hasta 30 personas, mientras que los campesinos vivían en pequeñas chozas. Hoy en día muchas de estas casas se han reconvertido en tiendas de souvenirs, restaurantes, e incluso museos, salvándose así del deterioro causado por el paso del tiempo.

Paseando por la calle principal, paralela al río, llegamos a un punto en el que nacía un pequeño sendero que ascendía por la montaña hasta llegar al mirador de Shiroyama. Desde allí se puede observar una bonita panorámica de todo el conjunto, con las casas gassho-zukuri orientadas en la misma dirección para aprovechar la luz y las corrientes ¡De lo mejor que ver en Shirakawago!
Nosotros no llegamos hasta el mirador propiamente dicho, sino que nos quedamos un poco antes en un banco semioculto por la vegetación donde aprovechamos para comer nuestros bocadillos. Desde luego mejores vistas no podríamos tener…

Subir hasta el mirador también es una buena idea para tomar perspectiva del conjunto y planificar la ruta, aunque lo mejor es dejar que los pies nos lleven sin rumbo para descubrir rincones encantadores.

Porque lo mejor de Ogimachi (a diferencia de la aldea-museo de Hida no Sato) es que las casas están habitadas, con todo lo que ello conlleva. Un niño jugando en la puerta de su casa, un pequeño huerto, una escalera de madera apoyada contra un muro, una mujer trabajando en los arrozales…son escenas costumbristas que nos dan la oportunidad de retroceder en el tiempo y recordar que en Japón no todo avanza deprisa.




Aunque Sirakawago no es la única zona donde observar la arquitectura gassho-zukuri, (comparte el título de la Unesco con la región de Gokayama), se podría decir que la aldea de Ogimachi es una de las más visitadas principalmente por su fácil acceso. A pesar de ello no nos dio la sensación de encontrarnos en un lugar masificado, sino que era fácil doblar una esquina y encontrarnos solos en el camino.


¿QUÉ HACER EN SHIRAKAWAGO?
Aunque 3 horas son tiempo más que suficiente para ver la aldea y subir al mirador (no se tardan más de 15 minutos por el camino más largo), siempre se pueden incluir actividades que enriquezcan la visita:
- Onsen Shirakawa-go no Yu → ¿Que mejor manera de terminar el día que relajarse en las aguas termales de un onsen al lado del río?
Abierto todos los días del año de 7:00 a 21:00 / Precio: 700¥
- Museos de Gassho-zukuri Minkaen, Wada-ke House, Kanda-ke House, Nagase-ke House y Myozenji Temple and House → para ver una casa tradicional por dentro y saber más sobre las técnicas de construcción y la cría de gusanos de seda.
Y si dispones de más tiempo…¿qué tal hacer noche en un minshuku o casa gassho-zukuri? Una experiencia única para vivir desde dentro el día a día de una familia y probar platos tradicionales.
La estancia en un minshuku ronda los 8.000 -9.000 ¥/persona con desayuno y cena, y se puede reservar a través de Japanese Guest Houses.
Japón es mucho más que Tokio y Kioto, y quien no disponga de una agenda apretada puede dedicar varios días a descubrir la región de los Alpes Japoneses, con sus rutas de senderismo, aldeas tradicionales y onsen escondidos en el corazón de las montañas.

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A pesar de no tener muchos días en Japón, no quiero solo ver Tokyo (que al fin y al cabo no deja de ser una gran ciudad) y Kioto (templos, templos, templos) Adoro la naturaleza y los pueblos, y dedicaremos al menos un dia a Takayama – Shirakawago.
Ver esta entrada en tu blog me ha convenido aún más de mi decisión. Un saludo y gracias por compartir.
¡Hola Sara bienvenida!
Te pasa como a mí, yo también soy mucho de naturaleza y pueblos. La zona de los Alpes Japoneses te encantará. Si tienes tiempo puedes visitar otros pueblos tradicionales como Tsumago y Magome, e incluso hacer alguna ruta de senderismo.
Está claro que Japón es mucho más que Kioto y Tokio (que también molan), pero como normalmente los viajeros vamos tan justos de tiempo nos tenemos que ceñir a la ruta tradicional.
¡Gracias a tí por pasarte por aquí!
Guau, ¡esto sí que es un destino muy particular en Japón! Estoy con vosotras, los pueblos y las zonas remotas las considero mucho más interesantes. Al final, las grandes ciudades son todas muy similares 🙂
¡Hola Antonio!
Yo creo que hay que verlo todo para poder comparar. Kioto y Tokio son una pasada, pero sí que es cierto que también apetece dejar atrás la megaurbe y sumergirse en ese Japón más ancestral con sus aldeas pintorescas y sus tradiciones ¡Y la zona de Shirakawa-go parece anclada en el tiempo! Es uno de los muchos contrastes de Japón 😉
¡Un saludo!