El viaje por tierras suizas llegaba irremediablemente a su fin. Era nuestro último día completo en el país helvético y las predicciones aseguraban un tiempo soleado en el sur del país, muy cerca ya de Italia. Y es que justo allí se encuentra una montaña que no podíamos dejar de ver y que es todo un símbolo nacional: el Matterhorn o Monte Cervino.
¿CÓMO LLEGAR AL MONTE CERVINO?
Después de desayunar cogimos nuestro coche rumbo a un pueblecito llamado Täsch. La forma más directa de llegar desde nuestro alojamiento en Niederstocken era a través del túnel de Lötschberg, utilizando ese curioso tren para coches que ya descubrimos el día 2 de nuestro road trip por Suiza.
Si te preguntas que por qué fuimos hasta Täsch y no continuamos hasta Zermatt, el pueblo que se encuentra a los pies del Monte Cervino, has de saber que Zermatt es una de las pocas poblaciones suizas libres de vehículos a motor, y por lo tanto sólo se puede llegar hasta allí en taxi, ferrocarril o incluso helicóptero.

Aunque menos glamuroso que el helicóptero, el tren es la mejor opción para llegar a Zermatt, así que cuando llegamos a Täsch dejamos el coche en el aparcamiento de la estación y cogimos una de las lanzaderas que cubren los 6 kilómetros que separan ambas poblaciones. Estos trenes lanzadera tienen una frecuencia diaria y el trayecto de ida y vuelta nos costó 15,60 CHF por persona (precio de 2011).
Hasta hace relativamente poco tiempo, Zermatt era un pueblo enclavado en una región montañosa de difícil acceso. Sin embargo, en 1865 un hecho cambió para siempre el destino de Zermatt.
Y es que en ese año se produjo la primera ascensión al Monte Cervino, que terminó con la vida de 4 alpinistas. Cuando este trágico suceso llegó a oídos de la reina de Inglaterra, intentó prohibir su escalada, algo que no consiguió y que en cambio lanzó a la fama al Monte Cervino, atrayendo desde entonces a alpinistas de todo el mundo.
Mientras tanto la población iba creciendo a la par que se desarrollaban infraestructuras para atraer a nuevos visitantes. El que antaño fuera un pueblecito desconocido, ha experimentado tal auge que hoy en día es uno de los destinos turísticos más importantes de Suiza.

Todo esto se hace patente al pasear por sus calles repletas de hoteles, restaurantes, supermercados y comercios dedicados a la venta de material deportivo.
A pesar de todo, su centro histórico se mantiene más o menos intacto, con sus casas de madera y sus mazouts de más de 500 años de antigüedad. Una extraña combinación entre tradición y modernidad.


Sin embargo, no hay que olvidar lo que dio fama al pueblo de Zermatt: el Monte Cervino. Y es que el Cervino, con sus 4.478 metros, es más que una montaña. Solitaria e imponente, parece una pirámide nevada que la naturaleza ha tallado a capricho.
No es de extrañar que sea la montaña más fotografiada del mundo, y que conquistar su cima sea un reto para cualquier alpinista.

No cabe duda que Zermatt ha sabido sacar provecho a su privilegiada situación entre montañas. Tanto en verano como en invierno se pueden realizar actividades al aire libre, desde senderismo, gracias a sus 400 km de senderos que se internan por el Valle del Matter; hasta esquí, ya que cuenta con la «Matterhorn Glacier Paradise», la mayor estación de esquí de verano y también la estación situada a mayor altitud.
Caminar, esquiar, escalar…o simplemente disfrutar de las vistas de los picos de 4.000 metros de altura desde sus miradores.
Desde el Gornergrat, al que se accede mediante un tren cremallera, se divisan los glaciares y el macizo Monte Rosa; y desde el mirador más alto de Europa, a 3.883 metros y accesible mediante teleférico, se pueden contemplar los picos de los Alpes suizos, franceses e italianos. Y siempre con el inconfundible Monte Cervino presente.
La verdad es que nos quedamos con las ganas de hacer alguna ruta de senderismo pero nos fue imposible por falta de tiempo. Sin duda Zermatt puede ser una buena opción (aunque cara) para establecer un campamento base y dedicar varios días a perderse por esta preciosa región de los Alpes.

Después de disfrutar de una comida campestre a base de bocadillos, nos despedimos de Zermatt sin que el Monte Cervino se descubriera en su totalidad. Las nubes que ocultaban su cima no se decidían a disiparse, pero la naturaleza es lo que tiene y no siempre nos muestra lo que queremos.
Dicen que siempre hay que dejar algo por ver para volver, así que volveremos a por el Monte Cervino.

TÄSCH, UN PUEBLECITO QUE NO TE PUEDES PERDER
Después de coger el tren de regreso a Täsch decidimos dar un rápido paseo por el pueblo. Con sus casitas de madera y tejados a dos aguas, Täsch permanece anclado en el tiempo. Merece la pena dedicarle unos minutos para poder contemplar la arquitectura alpina sin artificios, tal vez como fue Zermatt hace 150 años, antes de ser descubierto al mundo…


Teníamos por delante 2 horas de carretera para regresar al alojamiento haciendo el recorrido inverso. Durante este tiempo no pudimos evitar sentir cierta morriña por dejar atrás esas montañas, esos impresionantes paisajes alpinos y esas ciudades y pueblos de cuento que nos habían acompañado durante 8 días. Sin embargo aún nos esperaba una sorpresa más, y es que esa noche se celebraba una pequeña fiesta en nuestro B&B, una cena para todos los vecinos de Niederstocken y a la que habíamos sido invitados.
Cuando llegamos allí ya se encontraban todos los vecinos reunidos en el salón alrededor de grandes mesas llenas de comida. Mientras la gente se iba sentando nosotros aprovechamos para dejar las mochilas en la habitación y adecentarnos un poco antes de cenar.
La gente del pueblo, en su mayoría ganaderos y agricultores, nos sonreía y nos miraba con tanta curiosidad como nosotros a ellos, pero nosotros sabíamos tan poco alemán como ellos español. Menos mal que nuestros anfitriones tuvieron el acierto de sentarnos al lado de Andreas y su mujer, los únicos que bajaban la media de edad del pueblo y que hablaban algo de inglés.
Gracias a Andreas nos íbamos enterando de que algunos vecinos habían llevado algunos platos típicos que no dudamos en probar, y entre los que no podían faltar los quesos. Y además tuvo el detalle de regalarnos una navaja suiza a cada uno. Así, entre comida, risas y conversaciones por gestos fuimos pasando la velada.
Al final la sensación que me quedó es que las personas no somos tan diferentes, y que la gente de los pueblos, ya sea en Suiza o en España, siempre hace gala de esa hospitalidad tan característica que no se encuentra en las ciudades.
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MAPA DE RUTA POR SUIZA: DÍA 8

👉🏻 ¡Sigue nuestro Road trip por Suiza en 9 días!
- DÍA 1: ¿Qué ver en el lago Leman?
Ruta: Ginebra – Montreux (Castillo de Chillon) – Niederstocken (B&B) → Total: 220 km
- DÍA 2: El gran glaciar Aletsch
Ruta: Niederstocken (B&B) – Fiesch (glaciar Aletsch) – Niederstocken (B&B) → Total: 202 km (incluyen traslado de coche en tren)
- DÍA 3: ¿Qué ver cerca de Interlaken? 5 lugares flipantes
Ruta: Niederstocken (B&B) – Lauterbrunnen (cataratas Trummelbach) – Meiringen (garganta del Aares) – Beatenberg (Cuevas de San Beatus) – Oberhofen – Thun – Niederstocken (B&B) → Total: 155 km
- DÍA 4: ¿Qué ver en Lucerna? La ciudad más romántica de Suiza
Ruta: Niederstocken (B&B) – Lucerna – Niederstocken (B&B) → Total: 195 km
- DÍA 5: El valle de Lauterbrunnen
Ruta: Niederstocken (B&B) – Valle de Lauterbrunnen – Niederstocken (B&B) → Total: 80,9 km
Ruta: Niederstocken (B&B) – Berna – Murten – Friburgo – Gruyères – Niederstocken (B&B) → Total: 188 km
Ruta: Niederstocken (B&B) – Schaffhausen (Cataratas del Rin) – Stein am Rhein – Zurich – Niederstocken (B&B) → Total: 450 km
Ruta: Niederstocken (B&B) – Zermatt – Niederstocken (B&B) → Total: 209 km (incluyen traslado de coche en tren)
- DÍA 9: Niederstocken (B&B) – Ginebra (CERN) → Total: 194 km
¡Hola! Cristina y Carlos, muy buenos días o noches je,je.
En primer lugar Enorabuena por el Blog, nos parece muy interesante, útil y muy ameno. Y lo que es peor consigue su propósito AUMENTARNOS DESESPERADAMENTE las ganas de viajar.
A todos los viajeros nos sucede lo mismo, nos atrae inevitablemente conocer nuevos lugares y si son montañas y pueblecito de ensueño mucho mejor.
El Matterhorn con nosotros también se portó muy mal y jugó al escondite, diciéndonos que su País es demasiado bonito para visitarlo sólo una vez.
A ello le añadimos el hecho de que no fuimos a visitar el PRECIOSO E IMPRESIONANTE GLACIAR ALETSCH, no tenemos excusa hay que volver, nos gustó demasiado.
Pues nada, encantados de haberte conocido y devoraremos tu Blog, que ya vemos es muy amplio por suerte para vosotros que lo vivis en vivo y para nosotros que también lo disfrutamos.
Saludos muy Cordiales.
¡Hola José Antonio!
Mil gracias por tus palabras, lo hacemos con mucha ilusión pero siempre se agradece recibir un feedback por parte de los lectores, y por lo que nos cuentas ¡objetivo cumplido!
Yo también soy lectora asidua de blogs de viajes, y algún que otro viaje repentino ha salido de esas ganas locas de querer conocer un lugar.
Suiza será un país pequeño, pero sobrado de lugares con encanto ¡Nosotros también tenemos muchas ganas de volver!…Y a ver si a la próxima el Matterhorn se deja ver de una vez 😉
¡Un saludo!
Hola Cristina, he leido con gran entusiasmo y avidez tu precioso relato, ya que sueño con ver el Matterhorn.
Gracias por compartir experiencias tan maravillosas; eso es muy generoso de tu parte; felicitaciones!
Yo estare viajando desde Italia hacia Suiza y quisiera que me aconsejes a donde debo llegar, desde el norte de Italia.
Viajo sola, despues de pasear por la Costa de Amalfi y luego ir a Florencia, a Perugia, Assis, Siena, Pisa y Luca.
Voy a agradecer mucho tu consejo. Un saludo viajero,
Lucero
¡Hola Lucero!
Gracias a ti por leerme y por tu bonito comentario 🙂 No sabes lo gratificante que es recibir comentarios así después de pasar tantas horas frente al ordenador (aunque sarna con gusto no pica)
¡Menudo viajazo te has montado! No se de cuánto tiempo dispones, pero te digo los lugares que a mi entender son los más bonitos:
– Si te gustan las ciudades y pueblos: Lucerna, Berna, Murten, Friburgo…y no te pierdas Gruyères. Si vas más al norte hay un pueblo precioso que se llama Stein am Rhein, está muy cerca de las cataratas del Rin y de Zurich (ciudad que por cierto a nosotros no nos entusiasmó 🙁 )
– Si te gustan los castillos, el de Chillon es de los más bonitos que he visto. Está a orillas del lago Leman y parece sacado de un cuento. Además puedes aprovechar para recorrer toda esa zona.
– Si te gusta la naturaleza y el senderismo: no te pierdas el Valle de Lauterbrunnen. Yo creo que es la representación perfecta de lo que imaginamos cuando pensamos en Suiza, jeje. Y por supuesto el pueblo de Zermatt con su icónico Matterhorn (que además está muy cerca de Italia) A ver si tienes suerte y lo puedes ver entero.
Hay un montón de sitios más que ver en Suiza: Lugano, Ginebra, Basilea…pero como no los conocemos no puedo opinar.
Si necesitas algo más no dudes en preguntarme 🙂
¡Otro saludo para ti!