El río Duero, con su trazado a lo largo de 120 km, es el encargado de marcar una frontera natural entre España y Portugal. Justo entre Portugal y las provincias de Salamanca y Zamora surge el Parque Natural de los Arribes del Duero, un espacio protegido en el que el Duero discurre entre abruptos desfiladeros y murallas de piedra verticales.
Aprovechando la cercanía desde la ciudad de Zamora, no quisimos perder la oportunidad de conocer este espacio natural, y de volver a pisar Portugal.
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Cada vez que visito alguna ciudad o pueblo de Portugal me viene a la cabeza la palabra decadente. Pero lejos de tener connotaciones negativas, se trata de una decadencia elegante, humilde, bella. Porque Portugal es como esas personas mayores que a pesar de tener la cara llena de arrugas su rostro sigue siendo armonioso y sus facciones desprenden belleza. No hay duda de que Portugal es un país que sabe llevar muy bien el paso del tiempo.
Todos estos pensamientos me asaltaron en cuanto puse un pie en Miranda do Douro. ¿Cómo es posible que tan sólo cruzando la frontera imaginaria del Duero cambien tanto las sensaciones?
Y no sólo hablo de cosas evidentes como la arquitectura, el idioma o incluso el cambio de hora (sí, en Portugal hay una hora menos que en España y en los lugares fronterizos es posible tener un pie en diferentes husos horarios, una locura).
Hablo de esa sensación que te hace saber que estás en otro país porque el ambiente es diferente y se respira otra atmósfera, y eso que sólo hacía 10 minutos que habíamos salido de España.
Miranda do Douro es un pueblo de casitas blancas asomado a un acantilado sobre el río que le da nombre, el Duero. Tierra de castros y contrabandistas, se dice que “en Miranda hay 9 meses de invierno y 3 de infierno”.
Nada que asuste a los visitantes, y es que paseando por el casco antiguo contenido dentro de una vieja muralla, a veces da la sensación de estar en un rincón de Galicia. Porque los lugares fronterizos es lo que tienen, que beben de las tradiciones de todas las comarcas de alrededor.
Esto se nota hasta en el idioma, y es que en Miranda do Douro tienen su propia lengua: el mirandés. Un habla que deriva del dialecto astur-leonés y que tiene carácter oficial en toda la región, tal y como se puede observar en los carteles escritos en ambos idiomas.
Hace ya cuatro siglos que el mirandés fue dejando paso al portugués, pero aún así muchos de los habitantes de esta región de Tras-os-Montes siguen hablándolo en la intimidad, resistiéndose a dejar que esta lengua ancestral se pierda definitivamente.
Pero volviendo a nuestro paseo por Miranda do Douro no podemos evitar detenernos en los escaparates para observar los productos típicos de Portugal, que no son pocos.
Desde los famosos gallos hasta las toallas. Son tan famosas (y de buena calidad supongo) que hasta se ha creado la llamada “ruta de la toalla” en la zona nueva del pueblo. Lugar al que acuden a aprovisionarse todos los ciudadanos españoles de los pueblos de alrededor.
Tampoco queremos olvidarnos de los comercios tradicionales, esas tiendas de ultramarinos de toda la vida que venden de todo un poco y en las que no puede faltar el bacalao, producto que los portugueses cocinan de forma magistral.
Al final de la calle principal nos topamos con la Sé o catedral, un edificio imponente que ya se ve antes de cruzar la frontera, y que nos recuerda el pasado de Miranda do Douro como sede del obispado de la comarca de Tras-os-Montes.
Echar un vistazo fuera de las calles principales siempre tiene premio, y en el caso de Miranda nos permite observar ese batiburrillo de casas antiguas mezcladas con construcciones más modernas, con ese aire de hermosa decadencia siempre presente.
Antes de dejar el país luso nos llevamos una última alegría: en una pastelería del casco antiguo descubrimos los famosos “pastéis de crema”, que no dudamos en comprar. Aunque no estaban tan buenos como los pastéis de Belem de Lisboa (probarlos es una de las cosas imprescindibles que hacer en Lisboa) una visita a Portugal no puede estar completa sin degustar el producto estrella de su repostería.
Si buscas un lugar para comer en Miranda do Douro que reúna las 3B (Bueno, Bonito y Barato) no dudes en ir al restaurante O Torreao, en la calle principal del casco antiguo. Comida casera típica, abundante y buena por 11 euros el menú. Lástima que ya no les quedara bacalao a la brasa.
HACER UN CRUCERO POR LOS ARRIBES DEL DUERO
Dejamos atrás Miranda do Douro para acercarnos al embarcadero. Nos encontramos en tierra de nadie, ni siquiera sabemos en qué huso horario estamos y si ya tenemos que volver adelantar el reloj. Cuando sacamos las entradas del crucero/cruzeiro ambiental nos recalcaron que salía a las 16:00 hora portuguesa. En ese momento entendimos por qué.
Los arribes del Duero se pueden contemplar desde sus miradores, o navegándolos. Hay embarcaderos en varios puntos del parque como Fermoselle, La Barca en el municipio de Vilvestre, Corporario (cerca de Aldeadávila de la Ribera) y el ya mencionado en Miranda do Douro.
Desde aquí sale un crucero ambiental dentro de la Estación Biológica Internacional del Duero, proyecto que surge de la cooperación entre España y Portugal.
A lo largo de una hora de recorrido por el fondo de un cañón, nos fueron explicando datos interesantes sobre la flora y fauna del lugar, entre las que destacan las nutrias, cigüeñas negras, buitres y águilas. Aunque en honor a la verdad he de decir que fauna vimos poca.

Como dato curioso nos explicaron que en una de las paredes de piedra del cañón los líquenes amarillos que la cubren hacen la forma del número 2. Dicen que las mujeres solteras que lo ven se casan. Yo por más que miré y doy vueltas a la foto sigo sin verlo…¡lo siento mamá!
El crucero ambiental por los Arribes del Duero sale del embarcadero de Miranda do Douro de lunes a viernes a las 17:00 (16:00 hora portuguesa). Los fines de semana, semana santa y el mes de agosto sale a las 12:00 (11:00 hora portuguesa) y a las 17:00 (16:00 hora portuguesa)
El recorrido dura una hora y al terminar se incluye una cata de vinos y una exhibición de aves (todo esto es opcional)
El precio es de 16 euros por persona.
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Gracias Cristina, estaba planeando un viaje en moto por los Arribes del Duero y queriamos dormir una noche en Portugal y este pueblo parece una buena elección.
Un saludo
Álvaro
¡Hola Álvaro!
Me alegra que te resulte de utilidad.
Sobre todo no olvides lo del cambio de hora, que parece una tontería pero te puede jugar una mala pasada 😉
¡Un saludo!
Hola, estaba pensando en la primavera hacerlo en bici, si alguien lo ha hecho me puede orientar, por donde empezó .
Saludos
Nti
¡Hola!
Pues ahí no te puedo ayudar…a ver si algún lector te echa un cable 😉
Desde luego la zona es preciosa para recorrerla de cualquier forma.
¡Un saludo!
gracias por tu post. Estoy organizando viaje a los arribes y estoy dudando en qué sitio establecer la base si Fermoselle ó Miranda do Douro. Cual de las dos poblaciones me ofrece más interés en relación a sitios a visitar,encanto del pueblo,oferta gastronómica etc.
Te agradecería me des tu consejo. Gracias
¡Hola Jaime!
Pues los dos sitios están chulos pero yo te recomiendo Fermoselle porque pilla en el centro de todo.
Hacia el norte puedes ir a Miranda do Douro, que a mi me encantó (aunque no me guste comprar toallas jeje)
Y hacia el sur puedes ir a Aldeadávila de la Ribera, en ese tramo las paredes del cañón son más altas y hay muchos miradores y cascadas impresionantes.
Así que en resumen, establece el campamento base en Fermoselle y a moverte por la zona 🙂
¡Un saludo!