Cuenta la leyenda que el dios Júpiter, enamorado de la hermosa tierra gallega, quiso poseerla, y para ello la atravesó con un río: el Miño. Su mujer, la diosa Juno, celosa por tener que compartir su amor con una extraña, pensó que si en la faz de aquella hermosura abría una gran herida, Júpiter terminaría rechazándola.
Esta herida, que en algunos lugares llega a los 500 metros de profundidad, es lo que se conoce como Cañones del Sil, un espectacular paraje que recorre el corazón de la Ribeira Sacra. Y en este lugar, tierra de viñedos, monasterios y leyendas, se esconde el templo cristiano más antiguo de Galicia: el Monasterio de San Pedro de Rocas.
Una empinada carretera que se adentra en un espeso bosque nos conduce al monasterio de San Pedro de Rocas. Está a escasos kilómetros de Orense, pero parece imposible que aquella carreterilla lleve a alguna parte.
Por eso ermitaños y anacoretas, allá por el siglo VI, escogieron estos parajes para retirarse: tenían la soledad y el aislamiento garantizados. Posteriormente se les unieron otros peregrinos pasando a constituir una comunidad o cenobio.
Pero a pesar de lo agreste del paisaje y de su aislamiento, con la invasión musulmana los ermitaños decidieron abandonar el monasterio de San Pedro de Rocas por miedo a que los encontraran y los mataran.
Y los musulmanes llegaron, pero sólo encontraron una antigua iglesia rupestre con 3 capillas excavadas en la roca. Primitiva, solitaria, y casi comida por la vegetación.
Pasaron los años hasta que en el siglo X, el caballero Gemodus se topara con este recóndito lugar mientras cazaba un jabalí por el bosque. El misticismo de la antigua iglesia rupestre le atrapó tanto que decidió abandonar todo para convertirse en ermitaño. Más tarde se le unieron otros caballeros que lo nombraron abad, fundando así la primitiva comunidad monástica. Pero esto es sólo una leyenda…¿O no?
Lo cierto es que el rey Alfonso V concedió privilegios al primitivo monasterio de San Pedro de Rocas hasta que poco a poco se convirtió en uno de los más importantes de la región (y eso a pesar de los numerosos incendios que sufrió).
Todas estas capas de historia han ido configurando lo que hoy en día es el monasterio de San Pedro de Rocas. Un lugar que no destaca por su majestuosidad ni riqueza, sino por su primitiva sencillez, y ese halo de misterio y leyenda que impregna cada rincón.
Las capillas excavadas en la roca son la parte más antigua del templo. Allí hay varias tumbas antropomorfas de diferentes épocas. Las que pertenecían a los monjes, según se cree, eran talladas por ellos mismos como ejercicio de reflexión sobre la vida y la muerte.
Pero lo que más llama la atención es el campanario. Un campanario del siglo XVI que se levanta directamente sobre una roca de 20 metros de altura. Si quieres sentir el vértigo sólo tienes que subir por los escalones que hay en la parte posterior del campanario y asomarte desde lo alto.
Unos pasos más allá se encuentra el antiguo cementerio del que poco queda hoy en día. Tan sólo los nichos, pero este cementerio fue usado por muchos pueblos del entorno para enterrar a sus habitantes.
Si hacemos caso al cartel que indica “fuente de San Bieito” (o fuente de San Benito para entendernos) nos adentramos en el mágico bosque que rodea al monasterio de San Pedro de Rocas.
No hay que caminar mucho por el sendero hasta encontrar la famosa fuente o manantial. La tradición le atribuye el poder de curar las verrugas a todo aquel que las sumerja en sus aguas…¡pero no te olvides de rezar un padrenuestro!
Más allá de la fuente de San Bieito comienza lo desconocido, la leyenda negra de este paraje. ¿Sabías que la leyenda de Romasanta o el hombre lobo gallego tiene como protagonista estos senderos?
Pues sí…Manuel Blanco Romasanta era un vendedor ambulante que ofreció a varias mujeres de la zona llevarlas a servir a casas de Santander y Orense. Pero tras el viaje las mujeres desaparecían misteriosamente, y a pesar de las cartas inventadas que Romasanta enviaba sus familiares, éstos empezaron a sospechar…
Tras su detención en 1852, Romasanta declaró que había matado y devorado a sus víctimas por culpa de una maldición que lo transformaba en lobo. Ahora que ya conoces la historia del Lobishome…¿Te atreverías a transitar por esos caminos al anochecer?
Pero es que las leyendas no acaban aquí. También se cuenta que bajo el monasterio se oculta un túnel que esconde una viga de oro, y que todo aquel que se atreva a tocarla se convertirá en alquitrán. O que en tiempos de la Inquisición se traían aquí a las mujeres pecadoras para torturarlas con el método de la pinga. Una gota de agua que caía constantemente sobre sus cabezas hasta hacerlas morir de locura.
¿Entiendes ahora por qué el monasterio de San Pedro de Rocas forma parte de la Galicia mágica?
INFORMACIÓN PARA VISITAR EL MONASTERIO DE SAN PEDRO DE ROCAS
- La entrada es gratis
- Horario de invierno (del 1 de octubre al 1 de abril): de 10:30 a 13:45 y de 16:00 a 18:00. Los lunes cierran / Horario de verano: de 10:30 a 13:45 y de 16:00 a 19:45
- Cierra los días 1 y 6 de enero; y 24, 25 y 31 de diciembre
- ¿Cómo llegar? Carretera OU-536 desde Orense hacia Pobra de Trives. Toma el desvío antes de llegar a Esgos y sigue las indicaciones hasta el monasterio de San Pedro de Rocas.
¿QUIERES VISITAR EL MONASTERIO DE SAN PEDRO DE ROCAS?
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